Infancia, adolescencia, género y ciudadanía
Tanto la cuestión de género como la situación de los derechos de niñas, niños y adolescentes, comparten dentro del campo de los derechos humanos el principio de igualdad y el de dignidad.
Ninguna condición, como el sexo o la edad, puede ser considerada como razón de trato desigual, a riesgo de convertirse en discriminación.
Analizar la situación de niñas, niños y adolescentes en aspectos tales como el acceso y el goce de los derechos en educación, salud, seguridad, cultura o trabajo, indica que la distancia entre las normas o legislación y las prácticas sociales concretas constituye una brecha que demuestra la existencia de condiciones de desigualdad y diferencias en el real ejercicio de la dignidad
La perspectiva de género favorece el ejercicio de una lectura crítica y cuestionadora de la realidad para comprender y transformar la situación de las personas. Se trata de crear nuevas construcciones de sentido para que hombres, mujeres, niñas, niños y adolescentes visualicen su masculinidad y su femineidad a través de los vínculos no jerarquizados, ni discriminatorios, estableciendo condiciones de vida más justas para todos y todas.
El género como categoría social es una de las contribuciones teóricas más significativas de los últimos tiempos.
El género es una construcción, implica una definición de carácter histórico, social y político acerca de los roles identidades y valores que son atribuidos a varones y mujeres.
Las configuraciones de poder entre los géneros, así como las prácticas, símbolos, representaciones, normas y valores sociales, considerados pertinentes a un género u otro varían según las diferentes culturas, momentos históricos, clases sociales, edades, etnias o religiones.
Asimismo para las niñas, niños y adolescentes, el cuidado de los mayores mientras transcurre el proceso de crecimiento, determina una dependencia que da a los adultos poder, a veces ejercido en forma abusiva, sin respeto por la condición de persona al cual va destinado.
Es necesario proponer un nuevo modelo de contrato social, basado en una concepción de ciudadanía que reconozca la existencia de estas desigualdades e inequidades que afectan su real ejercicio, y promover la responsabilidad compartida entre hombres y mujeres, para que se respeten los derechos de niñas, niños y adolescentes como personas con igual valor y dignidad que otras en cualquier otra etapa de la vida y los conviertan en protagonistas de políticas públicas que les posibiliten mejores oportunidades., esto es responsabilidad del Estado, la familia y la sociedad.
Fuente: www.g-e-s.org.ar
jueves, 5 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario