sábado, 2 de enero de 2010

EDITORIAL Nº 3

Las Hacedoras

Algunas mañanas, se despiertan y sienten que han perdido las palabras. Entonces inventan gestos.
Ciertos amaneceres las sorprenden llorando con jirones de telas que se escurren entre las manos.
Igual se levantan y avanzan.
Las mueve la omnipotencia de querer cambiar el mundo.
No son ejércitos. Ni multitudes.
Sus brújulas desnorteadas continúan marcando sueños perennes de justicia. Aunque algunos se hayan hecho añicos intentan unir los fragmentos entretejiendo nuevos sentidos.
Se encuentran y discuten. Son leales, honestas, dialógicas. Se preguntan. A veces se cuelgan. Otras desaparecen.
Resurgen combativas en cada barrio. Te salen al paso convidándote un mate. Ávidas por saber, deseosas por construir.
Por momentos, sin prisa, parecen detenerse. Es sólo un recreo.
Sus miradas jamás reflejan el hastío. Una caprichosa insistencia por soñar provoca la resistencia.
Pueden desanimarse pero no perder el alma.
Ni por ingenuas o astutas venden sus conocimientos al mejor postor.
No son iluminadas, ni progresistas.
Eligen ser personajes secundarios. Ignotos y anónimos seres que calladamente hacen la historia. Son las piedras que sostienen el puente del que habla el Marco Polo de Italo Calvino y los albañiles que construyeron la muralla china acerca de los que se pregunta Brecht…
En sus escenarios nunca serán bien recibidos los personajes principales que definen mezquinamente los destinos de las vidas ajenas.
Rechazan los encasillamientos.
Conservan la ingenuidad de la búsqueda. No se creen más listas que nadie.
Y te dan un beso cuando te encuentran. Y un abrazo. Tan necesarios!
Son militantes del afecto.
Vigías del asombro.
Guardianas de las preguntas.
Soñadoras de lo impensable.
Hacedoras de lo indecible.


Marty Vitta “Advertencias”

Las páginas de este tercer Suplemento de Pan y Rosas huelen a Luchas y Resistencia.
Se perciben en el ambiente, en la sociedad estos sentimientos que las mujeres van promoviendo. Como si fueran motores, ponen en acción sus sueños y participan poniendo el cuerpo y el alma. Se hacen presentes en las protestas sociales; en la lucha por la igualdad de las condiciones laborales; en la constante pelea por defender, reclamar y proclamar sus derechos.
El encuentro en Tucumán, las protestas de las trabajadoras de Kraft, la carta de la Gallega son algunas de las pruebas que nos indican que las mujeres, a pesar de muchos obstáculos, se están organizando y cuestionando esta realidad. Aunque este sistema cuente con muchísimos mecanismos para manipularnos como por ejemplo las publicidades, las cuales nos exigen nuestro cuidado en varios ámbitos: sobre nuestro cuerpo para “estar en forma” para ser aceptadas por los otros; las que nos obliga a consumir cremas para no envejecer y yogur para tener “tránsito rápido” y no estar con mala cara todo el día.
La Iglesia es una aliada imprescindible del Capitalismo, un arma muy poderosa que él posee. Es cómplice del Poder. Su discurso perverso e hipócrita nos envuelve en un manto de culpas que nos impide vivir y disfrutar de una sexualidad responsable. En la lógica de la Iglesia las mujeres seguimos siendo objetos.
Muchas mujeres están siendo concientes del lugar que este sistema capitalista y patriarcal les tiene asignado. Muchas quieren dejar de ser ese objeto de consumo que tantos programas televisivos exponen como el modelo a seguir, de a poco se van revelando a los mandatos impuestos y pasan a ser actoras y hacedoras de sus propias historias, que son parte también, de la nuestra.

Melina Mesa

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