miércoles, 25 de noviembre de 2009

De Bellas Durmientes, Caperucitas y Cenicientas

De Bellas Durmientes, Caperucitas y Cenicientas
¿Acaso celebrar “un vez al año” el día internacional de la mujer no es parte de este sistema que intenta acotar para descontextualizar la historia?
Una mujer espera pasivamente el beso de su príncipe que la despierte. Una niña es castigada por no obedecer y elegir el camino distinto al que le habían “marcado”. Una jóven se pasa todo el día limpiando y fregando la casa. También es castigada no pudiendo recrearse en una fiesta.
Así, de chiquitas, van formando a las mujeres un modelo de que es “ser” una mujer y a los hombres les van enseñando, que pedirles y exigirles.
Si bien con el paso del tiempo algunas cosas han cambiado y las mujeres han logrado una posición diferente (impensada años atrás) como por ejemplo una postura activa, que se reconozcan sus derechos (todo esto no sin antes sufrir humillaciones, opresiones) debemos preguntarnos, basándonos en la realidad, si estos derechos se cumplen o son parte de un “como sí”.
“La Violencia contra la mujer es cualquier acción o conducta basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico” (Belém do Prada 1994)
Esta definición comprende “todas las manifestaciones de violencia que se ejercen contra las mujeres en el ámbito privado y en el público (…) Es una definición abarcativa que denuncia la violación de los derechos a la libertad, a la integridad personal y a la salud, cercenando el goce pleno de los derechos civiles, sociales, económicos y culturales de las mujeres (…) La violencia de género se convierte en una de las más graves violaciones de los Derechos Humanos.” (….)
Las mujeres que acuden en busca de ayuda al Programa de Violencia Familiar (donde trabajamos) llegan con una mirada triste, temerosas. Ellas reflejan la angustia y el miedo, pero sobre todo “las culpas”.
Socialmente está instaurado el mandato que les hace sentir esa culpa y responsabilidad: “porque usan la pollera muy cortita, porque el pantalón es ajustado, por el escote, porque si no se va de la casa le gusta que le peguen” y en realidad son las víctimas.
Víctimas de un sistema machista – capitalista que avala y fomenta el maltrato hacia la mujer, que lo sostiene y posibilita. Un sistema que exhibe a la mujer como objeto sexual, que la ofrece como objeto de consumo y la deja a la espera de complacer al hombre aún en contra de su propia voluntad.
Y dentro de ese sistema está la justicia que, valga la paradoja, es machista.
Desde junio a diciembre de 2008 se realizaron en Concordia 185 denuncias por Violencia Familiar; 185 mujeres que dijeron BASTA, que cansadas de callar buscan salir de ese lugar de sometimiento y humillación. Nosotros, desde el Programa de Violencia Familiar, apuntamos a que este grito sea un paso hacia la liberación y el respeto, tratamos de brindar un espacio en el cual sean reconocidos sus derechos.
Decíamos al comienzo que las mujeres han conseguido, a un precio muy alto, muchos logros, y aún están en eso. Es un proceso, una larga lucha pero no por eso imposible.

Lorena Vezzosi
(Trabajadora Social)
Florencia Lorenzo
(Psicóloga Social)
Walter Cott
(Operador Social)
Melina Mesa
(Psicólga)

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