miércoles, 4 de noviembre de 2009

Editorial

Editorial

Creemos necesario abrir un espacio para plantear, contar y desnaturalizar las distintas problemáticas sociales que afectan a la mujer.
Hablar, desahogarnos, leernos nos permite compartir y analizar hechos que nos imponen como naturales, cotidianos e inmutables.
Estas problemáticas sociales que nos atraviesan son consecuencias de un sistema capitalista, machista y patriarcal, el cual nos exige un determinado modelo de ser mujer, nos impone maneras de ser y de actuar. Así, cual niñas obedientes, bajamos la cabeza y seguimos a la manada. De esta manera, en este sistema preocupan los pibes chorros (porque nos pueden robar o lastimar) y no las niñas, adolescentes y mujeres que se prostituyen.
Es por esto que Pan y Rosas quiere brindar un espacio de Gritos, de expresiones, de manifestaciones para decir Basta, para dejar de callar y animarnos a salirnos de los cánones impuestos y establecidos por otros para con nosotras.

¿Por qué Pan y Rosas?
La década que inauguró el siglo XX en EE. UU. se vio plagada de huelgas duras, en gran parte protagonizadas por obreras textiles, la industria pujante del momento. La industria textil empleaba gran cantidad de mano de obra inmigrante –atraída por avisos mentirosos desde la empobrecida Europa-, femenina e infantil. Más de la mitad eran mujeres, muchas de ellas, menores de 18 años.
El año nuevo de 1912, lejos de los banquetes burgueses, las trabajadoras de Lawrence salían a la huelga. Extenuantes jornadas de más de 12 horas y salarios miserables sublevaron a las obreras de una fábrica textil neoyorquina que salieron a reclamar por sus derechos. La consigna que las acompañaba y representaba: “PAN y ROSAS” sintetizando en ella sus demandas por aumento de salario y por mejores condiciones de vida.
Hoy continuamos exigiendo PAN y ROSAS, continuamos nuestra lucha para que nos respeten y nos valoren. Hoy sabemos que las rosas también nos pertenecen…

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