miércoles, 4 de noviembre de 2009

Deshojando Margaritas

Deshojando Margaritas

La violencia no es sino una expresión del miedo
(Arturo Graf (1848-1913) Escritor y poeta italiano)

Es esta quizás la mas cercana representación grafica que podemos hacer de una victima, que por desgracia paralizada por el miedo se llama a silencio y naturaliza con incontable dolor deshojar día tras día la margarita de la incertidumbre, la de no saber cual será hoy el motivo por el cual recibirá el peor de los maltratos.
Y no se equivoca, una vez mas su verdugo encuentra un nuevo motivo para hacerlo y otra vez termino la tortuosa espera, de ahora en mas y por un tiempo “la calma” el arrepentimiento, la luna de miel y nuevamente a deshojar la margarita.
Este vicioso círculo es al que invariablemente se someten aquellas mujeres que “sobreviven” sus días al lado de un violento. Alguien que para el resto de la sociedad es un ejemplo de padre, esposo, hermano, hijo, amigo; un lobo disfrazado de cordero, alguien capaz de someter al peor de los martirios a quien dice amar.
Aquellas mujeres que han decidido romper con este círculo vicioso sienten por primera vez el dulce placer de deshojar una margarita incomparable.
La margarita que hoy deshojan es diferente, cada pétalo representa algo nuevo por afrontar, un nuevo día de trabajo, tener amigas, maquillarse, manejar su propio dinero y mil pétalos más que conforman un hermoso jardín que por primera vez visitan y en el cual algunas quieren quedarse.
Todas las mujeres deberían conocer este jardín, transitarlo sin miedos, recorrerlo a sus anchas, tener la experiencia de ver crecer las mas hermosas flores jamás imaginadas, y porque no, deshojar la margarita mas deseada, la del me quiere no me quiere.
La violencia de género es un flagelo que miles de mujeres hoy sufren en silencio (su peor enemigo), abrumadas sin saber que hacer ni donde acudir ni en quien confiar.
Romper con el silencio no es tan fácil como decirlo, porque es el miedo quien manda a callar, porque son quizás las consecuencias más duras que el mismísimo castigo, porque romper el silencio es arrastrar en las consecuencias también a sus hijos, y es por temor a las consecuencias, que muchas veces significa mas castigo, que las mujeres callan, se someten, se postergan por sus hijos o por quienes mas quieren prolongando su martirio.
Callar, no es cobardía, es amor al mas alto precio, es Amor con mayúsculas porque pone en juego su presente, su futuro, su vida y se confina a vivir con un enfermo que en ella encuentra su remedio, su mejora momentánea, su descarga de ira por tanto desamparo, postergación, maltrato o quien sabe que lo haya enfermado, porque nadie que no este enfermo lastima con saña a quien dice amar.
También es el hombre victima de su propia enfermedad, pero no lo sabe, porque esta convencido de que puede, de que es el quien somete y no el sometido, solo reproduce lo que ha aprendido, porque a ser violento se aprende, porque uno reproduce lo que ha vivido y así va por la vida hundiéndose golpe a golpe en un viaje sin regreso, porque de esto no se cura, por mas que se desgarre a gritos esta condenado a vivir en silencio, en un desierto sin flores.
Mujer rompe el silencio y anímate a transitar el hermoso jardín de una vida sin sometimientos.

Walter Cott

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